
Como distopía, nos presenta un futuro poco halagüeño, donde los sentimientos han sido suprimidos, y es delito lo que distingue a humanos de máquinas.
En rigurosísimo blanco y negro, y jugando con el contraste entre escenas, el film, casi paralelo a Farenheit 451, nos presenta en una época de cambio y revolución una situación que podría convertirnos a todos en un futuro no muy lejano en un Lemmy Caution cualquiera.
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